domingo, 26 de abril de 2009

Rapónchigo

Había una vez un joven príncipe llamado Adam, muy apuesto, con un cuerpo atlético, una larga cabellera y una sonrisa encantadora.

El único problema con el que este viril muchacho contaba era que no podía ver. Había nacido ciego y jamás pudo notar siquiera el color de una flor o el rostro de su madre, razones por las cuales cargaba con una gran angustia.


A la temprana edad de 22 años, Adam recibió la visita de uno de sus sirvientes en su habitación. El paje, llamado Puls, le explicó que él conocía la historia de una bruja que vivía en tierras lejanas que de seguro podría curar su visión, lo que desconocía era el costo que podía llegar a representarle al joven príncipe.

A la mañana siguiente, sin pensarlo, Adam junto a Puls emprendieron viaje en busca de la solución del problema que lleva desde su nacimiento.


Cruzaron los siete mares, desiertos y densas selvas, se toparon con fuertes nevadas y furiosas lluvias, pero en ningún momento Adam dudó qué era lo que estaba haciendo.

Luego de dos años, una vez llegados a las tierras lejanas, se albergaron una noche para reponer fuerzas en un pueblo indígena que amablemente asistió a los extranjeros al entender la razón de su viaje. Esa misma noche Puls le dijo al príncipe: “Amo, no puedo seguir sus pasos, el miedo ató mis pies y mi corazón, no cuento con el valor para ver a aquella bruja a los ojos”

Adam comprendió el miedo de su sirviente y apoyándole una mano en el hombro exclamó: “Ya es suficiente camino recorrido mi leal Puls, no dejaré que luches contra ti mismo, disfruta, ahora eres un hombre libre y quizás el destino nos vuelva a cruzar y seamos amigos”. Adam se levantó de su cama y se alejó de la tienda dónde dormiría, miró al cielo y pronunció: “Borneo, estrella de los viajeros, ahora solo tú y yo continuaremos. Sé mis ojos, llévame hasta el castillo de la bruja”.

A la mañana siguiente, Adam le explicó a Puls que sólo viajaría de noche, porque tenía una compañera que disfrutaba de la ausencia del Astro Sol.


Llegado el atardecer, Adam despidió con un fuerte abrazo a Puls y comenzó a marchar hasta lo alto de una montaña, lugar donde se encontraba el castillo.

Una vez alcanzada la cima un gran paredón detuvo la marcha del príncipe, y como no encontraba una puerta comenzó a gritar: “¡Bruja!, ¡Bruja! ¡He venido a buscarte para que me des la posibilidad de ver!”

Una espesa niebla cubrió el lugar dejando y desde adentro una bruja muy flaca con una nariz muy larga y una sonrisa estremecedora apareció y dijo: “¿A qué has venido muchacho?”, a lo que el príncipe respondió: “He venido a buscarte, por que soy ciego y tu puedes darme visión”. La bruja lanzó una carcajada al cielo y exclamó: “¿Qué te hace pensar que lo haré?” Adam respondió: “Por que puedo pagarte, soy un príncipe de tierras lejanas y tengo mucho dinero, si quieres puedo darte tu peso en monedas de oro”.

La bruja rió una vez más y dijo: “¿Tanto deseas ver?, te costará muy caro”.

Adam, inquebrantable, expresó: “Te daré lo que tú quieras, pero por favor dame la facultad para apreciar la lluvia, el bello rostro de una mujer, la noche desintegrándose en el día”. “Está bien” – dijo la bruja – “Lo que yo quiero, esta bien”.


Con unos simples movimientos la bruja hizo que Adam se desmayara en el suelo por unos instantes. El apuesto príncipe al recobrar el conocimiento, tendido en el suelo, abrió los ojos y se encontró con miles de estrellas que iluminaban la densa noche, se puso de pié de un salto y gritó: “¡Fantástico! Ahora dime: ¿Cuánto dinero necesitarás?”

La bruja solo aclaró: “¿Para qué necesitaría una bruja tu dinero? A ti, lo que quiero es a ti”.El joven no tuvo más remedio que cumplir con el pacto acordado.


Algunos dicen que murió de tristeza, otros que la bruja le ha concedido la eternidad. Lo que se sabe es que el príncipe nunca regreso a su palacio y que por las noches cerca del castillo una sombra llora cerca de las columnas de la entrada pidiendo clemencia.


martes, 7 de abril de 2009

Incierta

Este texto es cortesía de nuestra queridísima Mariela y como se está por casar que mejor regalo que estar entre las hojas de Cabeza de Fósforo.

Aprovecho la ocasión para invitar a quienes quieran subir sus textos que lo hagan por mail a tomasdiguardia@gmail.com.

Nos estamos leyendo, saludos.




Incierto es el día en que amanece

Sus ojos despiertan de una noche fría

Respiras sin sentir la vida transcurrir

Levantas tus manos y sostienes un sueño

Sueño que vive en ti

Anhelas una vida distinta

Anhelas un sueño que no llega.

Lenta agonía de un sueño inconcluso

Deseo que se anida en tu alma,

El amor te abre las puertas.

No las cierres vuelve y mira

Hay algo dentro de ti.

Largas noches que lo sientes morir

Triste angustia de un sueño que respira por ti

Lágrimas que empañan el Alma de un sueño sin fin

Está en ti lo que anhelas

Vive libre en ti.

Vuela, canta y te susurra al oído

Estás viva y eres ese sueño que tanto

quieres.

Vida!! vive, sonríe!!!

Es incierto el día en que te harás realidad.

Es hoy el día de ver la vida brillar

Tus manos encierran lo que anhelas ver llegar

Está dentro de ti palpitando como un corazón

que late cada vez mas fuerte

Dale vida hoy, y verás ese sueño en ti

Permítele al amor entrar

Recorre, busca...y verás como florece el alma

Aprieta tus manos y déjate llevar

Está en ti la luz de ese incierto día

que ves hoy otra vez llegar